Una simple definición de diccionario

domingo, 12 de septiembre de 2010

My little broken wings... (I) [Remasterizada]

Me pregunté ese mismo día, como cada día desde aquel entonces, qué era lo que había hecho exactamente para estar en esta situación, para encontrarme despojado de aquello que me hacía tan diferente, pero el reflejo que me contemplaba desde el espejo me respondió con un silencio sepulcral, con una mirada desconsolada y abatida.


Comienza a acumularse el vaho, comienza a oscurecerse y a hacerse cada vez más borroso. La persona que me contempla ahora desde el espejo, ¿soy yo o otra persona? ¿Quién está al otro lado? Ya no me reconozco, ya no soy el que era.

Mi mano acarició la fria y humeda superficie, lentamente apartando el velo que ocultaba parcialmente a quien estuviese detras, otorgándole nuevos rasgos y detalles, como si de repente todo estuviese claro. Mis dedos húmedos y mojados dejaron surcos aquí y allá, pequeñas lineas de niebla en el espejo, siendo las gotas de agua arrastradas por la gravedad hacia abajo, creando la impresión de que estaba lloviendo sobre el mismo espejo, sobre aquella persona oculta parcialmente por la niebla, que intentaba apartarla con sus manos desnudas. Me detuve.

- Ah, es sólo un desgraciado. - Digo, al contemplar mi propio reflejo en aquel espejo que ahora me parecía otro mundo distinto al que me encontraba. Si tan sólo pudiese meterme en él...

Dándome a mí mismo la espalda, comienzo a prepararme para mi rutina diaria. Alimentarse, caminar, tener hambre, tener sed, beber, querer hablar, querer desconectar... Son necesidades que no dejan de atosigarme, de perseguirme, de buscarme, nada más, pero sobre todo nada menos. No tengo por qué molestarme en alimentarme con lo que quiera, en andar lo necesario, en hablar con los demas... Pero lo hago. Hago lo necesario, me alimento, camino lo que tengo que caminar, hablo lo que tengo que hablar, desconecto sin darme cuenta de desconectar...


No quiero esto, no quiero hacerlo, pero estoy obligado a seguir la propia naturaleza de este cuerpo, de esta situación. ¿Es este el mayor castigo al que me pueden someter, una vida de autómata, salpicada por pequeños caprichos que ni siquiera me doy cuenta que tengo? Mientras me ahogo yo mismo en mis pensamientos, en mis dilemas, en... en todo lo que me rodea, tropiezo. No me he dado cuenta de que he hecho todo esto sin pensar, sin saber, y ahora me he chocado con alguien que me impide seguir con lo que estaba haciendo, alguien que no sabía ni que existía hasta que ha chocado conmigo.