Una simple definición de diccionario

martes, 2 de noviembre de 2010

Weakness...

Mírate las manos, no paran de temblar. ¿Por qué lo hacen, por qué no dejas de tiritar? ¿De qué tienes miedo, qué te puede pasar? Tranquilo, cierra los ojos y verás como todos tus miedos no aparecen más... Sí, eso es, deja de tanto pensar y pensar en lo que pasa y pasará. Eres dueño de tu estado, dueño de tu bienestar, alegra esa cara que nada te va a pasar.



¿Y ahora, de qué tienes miedo, chaval? Sólo de ti mismo y de nadie más... Por favor, Adrián, deja de pensar y que comiencen tus miedos y sueños a volar, que vuelen tan alto que no los vuelvas a ver más...

domingo, 24 de octubre de 2010

Carente de palabras...

Por que no hay nada que lo deje más claro que una hoja en blanco, así se resume mi situación...


No surgen las palabras, no emanan de mí... Quizás he tenido que renunciar a demasiado para seguir caminando...

domingo, 12 de septiembre de 2010

My little broken wings... (I) [Remasterizada]

Me pregunté ese mismo día, como cada día desde aquel entonces, qué era lo que había hecho exactamente para estar en esta situación, para encontrarme despojado de aquello que me hacía tan diferente, pero el reflejo que me contemplaba desde el espejo me respondió con un silencio sepulcral, con una mirada desconsolada y abatida.


Comienza a acumularse el vaho, comienza a oscurecerse y a hacerse cada vez más borroso. La persona que me contempla ahora desde el espejo, ¿soy yo o otra persona? ¿Quién está al otro lado? Ya no me reconozco, ya no soy el que era.

Mi mano acarició la fria y humeda superficie, lentamente apartando el velo que ocultaba parcialmente a quien estuviese detras, otorgándole nuevos rasgos y detalles, como si de repente todo estuviese claro. Mis dedos húmedos y mojados dejaron surcos aquí y allá, pequeñas lineas de niebla en el espejo, siendo las gotas de agua arrastradas por la gravedad hacia abajo, creando la impresión de que estaba lloviendo sobre el mismo espejo, sobre aquella persona oculta parcialmente por la niebla, que intentaba apartarla con sus manos desnudas. Me detuve.

- Ah, es sólo un desgraciado. - Digo, al contemplar mi propio reflejo en aquel espejo que ahora me parecía otro mundo distinto al que me encontraba. Si tan sólo pudiese meterme en él...

Dándome a mí mismo la espalda, comienzo a prepararme para mi rutina diaria. Alimentarse, caminar, tener hambre, tener sed, beber, querer hablar, querer desconectar... Son necesidades que no dejan de atosigarme, de perseguirme, de buscarme, nada más, pero sobre todo nada menos. No tengo por qué molestarme en alimentarme con lo que quiera, en andar lo necesario, en hablar con los demas... Pero lo hago. Hago lo necesario, me alimento, camino lo que tengo que caminar, hablo lo que tengo que hablar, desconecto sin darme cuenta de desconectar...


No quiero esto, no quiero hacerlo, pero estoy obligado a seguir la propia naturaleza de este cuerpo, de esta situación. ¿Es este el mayor castigo al que me pueden someter, una vida de autómata, salpicada por pequeños caprichos que ni siquiera me doy cuenta que tengo? Mientras me ahogo yo mismo en mis pensamientos, en mis dilemas, en... en todo lo que me rodea, tropiezo. No me he dado cuenta de que he hecho todo esto sin pensar, sin saber, y ahora me he chocado con alguien que me impide seguir con lo que estaba haciendo, alguien que no sabía ni que existía hasta que ha chocado conmigo.

jueves, 19 de agosto de 2010

Lelouch to Zero.



Lelouch dice:
*Wenas ^^

Zero dice:
*Wenas ^^

Lelouch dice:
*¿Qué tal?

Zero dice:
*Supongo que bien, aquí echando un rato para vaciar mi mente de pensamientos innecesarios. ¿Y tú?

Lelouch dice:
*Más de lo mismo, me atrevería a decir
*Oye, me resultas familiar... ¿Te conozco?

Zero dice:
*Quién sabe, a lo mejor sí o a lo mejor no. Ciertamente, tienes un aire familiar... Como si antes hubiesemos hablado o algo por el estilo
*Pero sí, parece como si nos conociésemos o algo similar
*Y, dime, ¿qué tienes en mente que te haga querer estar por aquí de esa manera?

Lelouch dice:
*¿La verdad? Nada bueno y malo al mismo tiempo
*Le doy vueltas a muchas cosas... A veces peco de pensar demasiado, de preocuparme demasiado... En otros casos, de hacer justamente lo contrario
*Si estamos en una situación similar supongo que a ti también, ¿no?

Zero dice:
*Jajaja
*Sin duda, es una situación extraña... Pero, por desgracia, parece algo "común" en mi vida
*Y sí, parece ser que estamos en las mismas situaciones... O en la misma situación, si quieres ir a un tema en concreto
*Por cierto, me gusta como hablas
*Parece que nos han educado de la misma forma

Lelouch dice:
*Gracias por el halago, y lo mismo te digo ^^
*Educado de la misma forma... Yo he sido quien me he educado, viviendo día tras día e intentando que mi naturaleza no sea pisoteada por las experiencias
*A menos que tú seas yo, lo dudo mucho

Zero dice:
*O a menos que tú seas yo, o que yo sea tú... A lo mejor somos la misma persona pero no lo sabemos
*Nos resultamos similares, conocidos... Pero nada más
*Como una persona tras levantarse y mirarse al espejo, y dependiendo de su situación vea a una persona u a otra... Pero difícilmente se reconoce

jueves, 12 de agosto de 2010

Borradores apreciados...


Porque a veces lo que escribo sólo se queda gestando, esta actualización será de aquellos fragmentos que tengo por aquí, con su correspondiente título. Quizás de esta forma me digne a darles una continuidad, a que sigan creciendo y creciendo... A darles un digno final. Hay que aprender a apreciar lo que uno hace, aunque le parezca que no esté bien.

¿Mi favorito de los que aquí publico? Todos y ninguno, aunque le tengo especial aprecio al último que aquí publico.

Disculpen las molestias.


- Es la hora... de escribir.


Miro el reloj, que me devuelve mi propio reflejo con sus agujas de fondo. ¿Qué hora es? Aunque acabo de mirar, me he fijado más en mí mismo que en la hora en sí. Vuelvo a mirar, y veo que no es demasiado tarde. Ahora, lo que queda es aprovechar el tiempo que me quede antes de que se me acabe el tiempo.

Comienzo a escribir, suavemente, sin tener ni idea de qué es lo que saldrá de este teclado y de mis dedos. Es una sensación curiosa, el perder la noción de la hora, sobre todo cuando tienes que estar mentalizado de ello en todo momento. No hay nada más que esta "hoja", aunque sea de ilusorio papel, y yo. Pero también está el teclado, lo que te rodea, tu cuerpo, tus necesidades, los estímulos externos en definitiva... Tantas y tantas cosas, que en verdad resumir tanto puede ser hasta una falta de conciencia considerable.

Vaya... El tiempo está volando, ¿qué he estado haciendo hasta ahora? Sigo sin tener una respuesta clara para ello, pues ni siquiera mi mente está mentalizada, qué curioso.

- B.T



Rodeado en un majestuoso valle de flores, mirando volar los pétalos de aquí para allá, sin un rumbo fijo más allá de dejarse llevar por el viento, en una dulce sinfonía carente de música. La música se percibe por los ojos, en una explosión de luz y de color, la sinextesia nos hace comprobar como cualquier cosa tiene sentido. Sólo tenemos que encontrarla.

Y llegan revoloteando unas suaves aves, de plumaje vistoso y colorido, de verdes chillones, de rojos marchitos, de azules colbalto, etc. Se paran a tu lado y te saludan, gorgoteando sonoramente.

Se te escapa una carcajada, al no saber el comportamiento de estas aves que nunca antes habias visto.

- Not fill.

Dentro de cada persona existe una cantidad de espacio limitada. No todos los límites son iguales, ni tampoco lo que puedan albergar en su interior. Como un pequeño baúl, que puede tener aquello que sea lo suficientemente pequeño para caber. Puedes poner tres objetos grandes y no podrá cerrarse, o cientos y cientos de pequeños objetos de diversa índole que le permitirán cerrarse sin problemas, conservándolos.

¿Y dónde pone ese límite? No lo pone en ningún lado, como en los coches o pesos, de cuanto pueden soportar.

La razón de esto es que siempre está cambiando ese límite, a veces siendo mayor, otras menor, etc. Incluso cuando no lo tocamos en mucho tiempo, este límite puede hacer que lo que podía ser guardado sin problemas, esté sobresaliendo ahora mismo.

Siempre cambiante, ensanchándose o menguando. Nunca estaremos lo bastante seguros como para saber donde empieza o donde acaba...

- Cartas de un hombre que sólo quería... Parte 1.


Tercer día del quinto sol antes de la primera noche, época de las nieves. [Lo que equivaldría al año 903 según nuestros cálculos, concretamente en invierno.]

Hace sesenta días y noches [Días] que vine a la antigua capital del reino, Climea, cuando aún era la época de los árboles [Otoño]. A pesar de vivir en una pequeña casa en el límite de la tercera muralla, lo cierto es que no se está nada mal. Cuento con un mercado lo bastante próximo como para ir y venir varias veces mientras el sol está en lo alto, así como algunas tabernas donde pasar los ratos de descanso. Sin embargo, no es mi vida aquí lo que me ha llevado a escribir por primera vez tras tantos días [Años] sin hacerlo, sino lo que he encontrado mientras miraba todos los rincones de la casa.

- La primera vez.


Era un día lluvioso de principios de invierno, con un sol que no podía verse entre las nubes. El frío comenzaba a calar entre los huesos, al mismo tiempo que la humedad y las gotas de lluvia hacían lo propio. Ataviado con una pequeña pero cómoda bufanda, un chaquetón de lana caliente y cómodo, mis pantalones vaqueros y mis deportivas eran las prendas que me hacían tiritar de frío en aquella parada de autobús.

"Sin destino a ninguna parte", como suelo decir, mi destino no era otro que un pequeño pueblo a más de cien kilómetros de distancia en el cual hoy, a ser posible, pondría mi pie por primera vez. Más de quince minutos llevaba en aquella parada, esperando a un autobús que creía que no había perdido. Lo que estaba perdiendo era la paciencia, y precisamente no soy de los que tienen poca.

Me encontraba solo, con coches pasar por aquí y por allá. Personas con paraguas intentando detener como podían la creciente lluvia, cada vez más copiosa y abundante, así como cubrirse de las esporádicas ráfagas de viento gélido. Una pareja de ancianos, un motorista que suponía que se estaría acordando de cuando decidió usar la moto en vez de un coche, una madre intentando detener a su hija que, con botas de agua y un impermeable, parecía atraida por charcos de agua cada vez mayores... Muchas más situaciones y personas pasaron ante mis ojos, y por cada una de ellas hacía una muesca de reprobación o esbozaba una sonrisa de satisfacción.

Aquella niña chapoteando, ajena a la preocupación de su madre, me hacía darme cuenta de que en realidad se puede ser feliz con muy poco... Pero siempre habrá alguien que nos enseñe que eso no es la felicidad, que nos inculque una forma de actuar "correcta"... Hablo como un anciano, teniendo en cuenta que apenas le llevaría más de quince años a esa pequeña niña. ¿Tan rápido cambiamos? Cuando vuelva a casa supongo que me afeitaré, para sentirme joven otra vez.

Y ensimismado en mis pensamientos, lo ví. El autobús pasó por delante de mí como un destello azul y verde, con las luces de frenada encendidas... Pero en la parada no se paró. Supe que era él cuando me asomé y ví el número del autobús. "¡Maldita sea mi suerte!" podría ser lo más suave que dije cuando pasó, cuando después rebusqué en un bolsillón del pantalón y ver, apuntado en un húmedo trozo de papel, que ese era el último autobús de hoy.

lunes, 9 de agosto de 2010

The Poet and The Darkness.


Iluminado mi rostro por la tenua luz de la pantalla del portátil, me disponía a realizar una actualización llamada "The Poet and The Darkness", en cuyo nombre me había inspirado por la canción que sonaba de fondo en mi habitación. El ruido del ventilador, el resplandor generado por la pantalla, así como diversas luces de colores: Rojo, amarillo, verde, naranja, azul... Eran todo cuanto me rodeaba de luz. Ni siquiera podía ver las teclas que no dejaba de apretar una y otra vez, sólo sabiendo lo que estaba escribiendo fijándome en la pantalla, viendo como aquel recuadro blanco se iba llenando cada vez más y más por pequeñas letras.

Como siempre, sin una idea de lo que hacer o contar, no dejaba de escribir sin cesar, pensando que en algún momento tendría todo que acabar. Rodeado de oscuridad, apenas salvado por la tenue luz, no podía dormir. Mi mente estaba inquieta, pensando una cosa u otra, sin poder descansar, sin poder relajarme. Quizás sea muy temprano, o quizás sea demasiado tarde como para acostarme a esta hora. No lo sé, como otras tantas cosas.

-

Sonrio, pensando en que quizás tenga razón... Pensando en que de verdad todo está perdido ya, quizás incluso antes que pensar. Quizás... Quizás... Quizás... Porque nadie sabe el futuro que nos deparará, ¿cierto? Nadie sabe nada a ciencia cierta, sólo se puede aproximar más o menos, calentarse o enfriarse según su posición.

Quiero dormir, quiero cerrar los ojos y dejarme mecer por la oscuridad. Dejar de pensar, saber que en mi mente todo lo que hay es mentira, nada real. Desconectar. Pienso en aquella película de 1999... Matrix. Pienso en cómo se quedaban las personas tras desconectarse de Matrix, tras quitarse aquel cable que les salía de la nuca y que les unía a ese mundo donde lo real era aquello que la mente quería que fuese, nada más. Ojalá tuviese un cable de esos, y pudiese dejar de estar unido a aquel mundo... Quedarse con esa sensación de tranquilidad, de saber que ya no estoy allí... Porque, ¿qué es real, y qué no lo es? ¿Por qué soy yo esta persona, y no otra?


Debo de dejar de preguntarme, de suponer, de indagar, de pensar en que quizás una cosa o la otra... Pero, entonces, no sabría lo que hacer. Estaría más perdido que de costumbre. Quiero seguir escribiendo ahora mismo, quiero seguir plasmando mis pensamientos en esta página, en este pequeño recuadro que no dejo de llenar con palabras y más palabras... Se siente tan bien, estar en trance, no pensar nada más en lo que escribes. Pagaría por sentir esto más a menudo, por dejarme inundar por la oscuridad y no pensar en nada más que en llenar hojas y hojas con palabras y más palabras.

Me gustaría escribir una historia donde yo fuese el antagonista, donde fuese el villano que nada puede, por cerca que esté. Un villano que no logra nada por mucho que lo intente, que nada tiene, a cuyo enemigo tiene a aquel héroe tan perfecto, que enamora a la mejor chica con sólo mirarla. Quiero ser el villano, quiero ser aquel que es diferente, quiero... Agh, ¿alguien me entiende? Si es así, que levante la mano y me lo explique, porque yo he dejado de entenderme hace tiempo.

Maldita sea, maldita sea, maldita sea... Deja de escribir, Adrián, deja de escribir. Te estás dejando llevar, te estás dejando llevar. Tienes que controlarlo tú, no ella, no la oscuridad... Escúchame, ¡léeme, maldita sea! Ahora que tus ojos se han fijado en mí, lee con atención... Quien escribe todo esto no eres tú. Nunca lo has sido, nunca lo serás. No eres más que un producto de mi subsconsciente, no eres más que un cuerpo que no sabe escribir si no es llevado cual marioneta. Lo sabes, lo sabes muy bien... ¿O acaso puedes escribir lo que te gustaría y cuando te gustaría? No, no puedes... No tienes el control, el control te tiene a ti. Reacciona de una vez y contempla la obra que estás realizando, como te dejas llevar... Ahora, piensa.

Piensa, piensa, piensa...


No, no pienses. Sigue así, en esta situación. Deja que tus manos escriban y escriban, que no dejen de escribir. Te gusta esta sensación, la sensación de crear, casi como un Dios... Quieres sentirte por encima de todos los demás, ¿verdad? Vanidoso, vanidoso... Despierta, ¿o acaso todavía no has dormido?

No sé lo que estoy escribiendo, si es que soy yo el que escribe. Esto es tan personal, tan... Caótico, como yo mismo, que no sabría ni por donde empezar, si es que todavía está lejos el final. Soy el caos, no tengo orden... Mi cabeza sufre terremotos sin cesar, dejando curiosamente cosas que parecen tener un orden. Soy lógico, pero me gusta ser ilógico. Quiero saber, pero al mismo tiempo quiero desconocer y aprender.

-

Ahora pestañeo, miro la pantalla y me sorprendo de lo que acabo de escribir... ¿Qué es esto? ¿Acaso tiene algún orden o lógica, salvo la explicable desde la misma locura? ¿Estoy loco, quizás? De ser así, debería de ser capaz de comprenderlo... Porque la locura sólo se puede comprender si estás loco, ¿verdad?

Y con la noche cerrándose cada vez más, las luces de la habitación cada vez me resultan más y más lejanas... La oscuridad se cierne sobre mí, intenta abrazarme. El sueño parece penetrar dentro de mi mente, seduciéndome a cerrar los ojos y dejar que todo pase. La música sigue escuchándose de fondo, pero mis oidos comienzan a sentirse mal... Quieren un silencio tranquilo, pero movido. Quieren que las canciones dejen de sonar, y que sólo se siga escuchando el ruido del ventilador. Les concederé este deseo, pues.


Hasta mañana.

martes, 6 de julio de 2010

Do I know you?

Ahora ya sé quien eres. ¿Por qué has tardado tanto en aparecer? Eres una mala persona, ¿lo sabías? Te odio. Basta que me de la vuelta para que desaparezcas tras de mí, y basta que me vuelva a girar para contemplar a otra persona totalmente distinta. Qué irónico, ¿verdad? No puedo tener la vista fija en nadie, así como nadie parece ser capaz de tener la vista fija en mí.

¿Si te miro sin pestañear, me aseguraré de que no cambies? No, seguramente cambiarás... Pero no me daré cuenta si no desvío la mirada, pues tendré mis ojos atrofiados de tanto tener la vista solamente fija en ti. Todos cambiamos, ¿por qué a veces tan pronto, y a veces tan tarde? No me gustaría que cambiases, que hoy me quieras y mañana me odies... Que ahora sonrías, y cuando vuelva a mirarte estés sumida en la tristeza. No, no quiero eso...

Pero tampoco quiero mirarte solamente a ti, tampoco quiero estar sin apartar la mirada. Serás la cosa más hermosa que haya visto nunca, pero también hay otras cosas hermosas que merecen ser contempladas, aunque sea por una persona como yo. ¿Es esto justo, el sólo tener dos ojos y sólo poder mirar una cosa a la vez? ¿El que nada sea como vimos antes, ni siquiera sin apartar la mirada, porque en el mismo momento en el que miramos todo lo cambiamos?

Y hablo de justicia, habiendo personas en este mundo que sólo tienen un ojo... O que, pese a tenerlos, no pueden ver nada a través de ellos. La oscuridad más absoluta y opresiva que ni siquiera podamos imaginar... Y si lo intentamos, sentiremos ganas de llorar, de gritar. ¿Alguna vez has sentido que la misma oscuridad que te rodea está viva? Para ellos lo está, siempre lo está. No tienen miedo de la oscuridad, porque ellos mismos son parte de ella en un mundo lleno de luz y de color, de contrastes... Ellos no ven, ellos sienten.


Y ahora, ¿quién es el que más tiene atrofiada la vista? No sentimos con la mirada, hemos olvidado cómo hacerlo y lo que significa realmente. Sólo vemos, luego sentimos pero por otros caminos... Miramos a la persona que amamos, y sonreimos dulcemente. ¿Pero son nuestros ojos los que sienten, o nuestro corazón el que nos hace sentir? ¿Sonreirías si no pudieses ver a quien amas? ¿En serio? Piénsalo por un segundo solamente, el no poder volver a contemplar esos rasgos tan característicos suyos, el no volver a ver esa sonrisa que tanto te encanta, el no poder quedarte en silencio mirándola a los ojos...

Mirar no es sentir, por mucho que queramos hacerlo "ver" de esa manera... Sí, ver es un don que muchos desearían no perder nunca... No un don, un privilegio, un derecho... ¿Y quién tiene ese derecho? No quiero despreciar las ideas de nadie en absoluto, pues todo el mundo es capaz de creer en lo que guste o en lo que toda su vida lleva creyendo. ¿En qué creo yo, si me preguntas? La actualización anterior responderá a tu pregunta.

Escuché una vez: "Si tienes a dos personas en una misma habitación, tendrás cuatro opiniones distintas." Y me quedé pensando... ¿Cómo es eso? Y dándole vueltas, llegué a la conclusión... Dos opiniones serían una de cada uno, antes de escuchar a su "compañero de habitación". Las dos siguientes, serían su opinión ahora diferente tras escuchar la opinión que tiene su compañero. Nos influenciamos constantemente, con cambios ligeros o profundos... Todo depende de hasta qué punto nos abramos a las opiniones de los demás, y estos a las nuestras.

Y sí, ahora quien esté leyendo lo que estoy escribiendo estará desconcertado, sobre todo si comienza a leer desde el principio. ¿Qué tienen que ver los cambios de las personas, la concepción de "mirar", las creencias religiosas (O no), y ahora la diversidad de opiniones? Nada... Y todo. ¿Estabas mirándome mientras escribía? ¿Has apartado la mirada? ¿No? Vuelve a mirar, y contempla lo que hay entre párrafo y párrafo...

He cambiado, he cambiado a medida que escribía simplemente. He cambiado sin darme cuenta, y tú también. No puedes tener nunca la vista fija en algo, pues pestañear... Bueno, si no pestañeases no creo que vieses nada. ¿Has hecho la prueba de tener los ojos fijos en un punto todo el tiempo que puedas? Al cabo de un tiempo, verás como todos los contornos se oscurecen, como empiezan a aparecer pequeñas luces aquí y allá... Y que, realmente, no verás nada en absoluto.

Necesitamos cambiar, necesitamos... "actualizar". A veces para bien, a veces para mal. Deberíamos aprender a utilizar lo que tenemos, a ver lo que tenemos delante... A sentirlo, para dejar de ver lo que creemos que es simplemente un cuadro que, pensamos que nunca cambiará, ... ¡Zás! Sigue siendo el mismo, pero ha cambiado. Me resulta curioso, pues a veces contemplo los cuadros de mi casa como si fuesen diferentes, como si hubiesen cambiado... Pero sé que no es así. No cambian ellos, cambiamos nosotros. Cambio yo.


"Todo alrededor de nuestro mundo está desapareciendo a una velocidad vertiginosa. Y aun así, dices que no eres capaz de verlo. Bueno, quizás hay una razón para ello. Quizás no puedes verlo porque tú estás desapareciendo aún más rápido que el mundo."

Y ahora, tras leer esta cantidad de palabras sin un motivo más allá del aparente, te pregunto... ¿Te conozco? Y lo que es también importante, ¿me conoces tú a mí?

domingo, 4 de julio de 2010

Una actualización de...




De vuelta estoy aquí. Hace unos días pensé en actualizar, pero de forma alegre, poco después de forma triste, ahora sencillamente como autorreflexión...

Me conozco tan poco, que realmente no sabría ni definirme. Vale, admito que difícilmente podría definirse una persona en pocas lineas, pero mi definición es algo que no podría intentar ni aunque quisiese.

Yo, amante de las palabras, también tengo un romance con la música y una aventura con el arte. Tengo una amistad con las relaciones entre personas, y una cierta enemistad con lo que no tiene cabida dentro de mi conciencia. Adoro a la humanidad, soy un humanista. Me fascina la capacidad de creación que tienen los hombres y las mujeres por igual, y me asombra y horroriza la innata capacidad de destrucción que también tenemos. Lo que todo una vida nos ha costado levantar, apenas nos lleva unos minutos el destruir.

Ya estoy divagando, otra vez. Lo de antes no lo quería escribir pero sin embargo ahí está, lo he dejado escrito en vez de borrarlo... Maldito automatismo a la hora de escribir, que ni siquiera yo sé lo que escribo hasta que, una vez terminado, comienzo a leerlo. Es un don, quizás, pero también una maldición... No puedes escribir lo que quieras, sencillamente lo que sientas. Si me dicen de escribir una historia de amor, y yo acabo de sufrir un desamor... Pues si el final trágico de Romeo y Julieta es un tanto escabroso, ni imaginar podría el desenlace que llegase a tener el mío.

No obstante, soy sincero al respecto... A pesar de estar sumido en la desesperanza, en la tristeza, en el dolor... Siempre en el fondo habrá una luz que siga brillando, más fuerte que nunca por toda la oscuridad que le rodea. La esperanza nunca se pierde, y en mi caso parece ser que la esperanza solo aparece cuando todo está rematadamente mal... O no, pues ya se sabe que a veces somos un tanto exagerados.

Bueno, ¿y qué digo yo ahora? No tengo ni idea de lo que quería decir incluso antes de ponerme a martillear las teclas, y ahora que no dejo de escuchar como mis manos no dejan de escribir tampoco dejo de pensar en que la mente está totalmente en blanco, salvo por la música que escucho ahora mismo. Voy a hacer una prueba, si no importa, poniendo la obra maestra de "Adagio for Strings"... Curioso sería si mi manera de escribir cambia, que probablemente será lo que ocurra.


Sí, siento que estoy en la inmensidad del espacio... Luces aquí y allá, oscuridad en el resto... Una soledad tan profunda y a la vez tan bella, que creo que será una de las mejores formas de morir. ¿Veis? Pienso en la soledad, en la muerte, cuando aún estoy vivo y, relativamente, no estoy solo. Somos tan poca cosa para el universo, que ni aún así eso impide que intentemos abrir los brazos como para abarcarlo todo. Me demuestra que mis problemas no son nada, que realmente yo no soy nada más que una simple forma de vida, compleja cuando acercamos el microscopio... Y, para variar, hacemos de nuestros problemas montañas cada vez más grandes.

Problemas, problemas, problemas... A este paso, terminaríamos suicidándonos como el libro de matemáticas, ya que tenemos muchos problemas. Por suerte, esto no es así. Y me alegro de ello.

Siempre hay remansos de paz, momentos en los que estamos perfectamente... Pero seguimos bajo los problemas que nos ocupan. Una sensación de ligereza, de no tener ya ese duro peso sobre nuestros hombros. Muchos encuentran la salida, o esa sensación de su inexistencia temporal, a estos problemas por muy diversas cuestiones, correctas o no, pero que para ellos no dejan de ser las mejores.

Hace nada, comenté que me gustaría poder vaciar mi mente de todo recuerdo, tan solo quedándome con el conocimiento adquirido a lo largo de nuestra vida. Amnesia, en otras palabras. Creo que me arrepentiría de pensar de esta manera cuando me encuentre bien, pero creo que sería curioso comenzar a crear recuerdos nuevamente, sin nada de lo que partir, mas luego volver a llenar la mente con los recuerdos que tuviesemos anteriormente. Probablemente acabaríamos desquiciados, sin saber qué hacer, qué es "nuestro" y qué "no"...

Agh, que alguien me detenga. Que alguien me de un abrazo y me diga que no necesito pensar, que lo único que tengo que hacer es vivir el presente y dejar de preocuparme tanto. Que alguien me diga que no estoy solo, que todo va a salir bien. Que alguien... Que alguien... Que alguien...

- No hay nadie, Adrián.

Tienes razón, no hay nadie... No hay nadie que yo quiera que haga eso, pero sigue habiendo gente que se preocupa por mí. ¿Por qué demonios perdemos la visión de estas personas, al intentar mirar más allá en busca de alguien que quizás no vuelva, si es que la había antes, o no aparezca?

Creo que necesito desconectar un buen tiempo, dejar que mi mente se vacíe de preocupaciones... ¿Quizás tendrán plaza vacante en el Tibet? Me gustaría llegar a una cierta ataraxia interior.

sábado, 6 de febrero de 2010

Texto de prueba.




Para variar, carezco de inspiración para escribir algo. Tengo la necesidad, lo admito, pero no tengo las herramientas necesarias. Curioso, pues no hay mayor herramienta para escribir que las mismas manos y tener sentimientos. Supongo que en mi caso se ha de estar "mal" anímicamente para poder escribir algo que merezca la pena leer, aunque se olvide poco después.

Sin embargo, lo intentaré. No por otra cosa esta actualización o publicación, como gusteis, se llama "Texto de prueba". Se hará lo que se pueda, o lo que se digne por salir tras el incesante aporreo de teclas en este teclado maltrecho, pero nuevo.

En ocasiones me embarga una terrible sensación de desasosiego en mi vida diaria, como si me faltase algo que todavía no sé si existe siquiera, o algo que no he echado en falta todavía. Me pregunto si será el motor de nuestra existencia, la sensación de encontrar algo que sabemos que no tenemos, pero que realmente desconocemos como tal. El saber de lo desconocido, el conocimiento aprendido, pero carente de práctica en sí mismo.

Y en esos momentos una melancólica melodía acude a mis oidos, cual suave brisa arrastrada por el viento. Suavemente acariciando mis sentidos, flotando en el aire a mi alrededor, ocultándose en cada rincón de mi cuerpo, no cesando en ningún momento de deleitarme tristemente. Me hace perderme en cada una de sus sinuosas notas, más agudas, más graves, más altas, más bajas, más rápidas, más lentas. . . Más y más, y más y más. Pero nunca dejando de sonar, nunca cesando en su tocar.

Me hace reflexionar sobre mi misma existencia. Es irónico que una canción inexistente nos haga cuestionar la nuestra, ¿verdad? Pero lo hace, y a veces me cuestiono la razón de mi propio ser, mi "raison d'etre", o "razón de ser". Llevo veinte años de vida terrenal, como dirían algunos, pero se me hacen cortos al echar la vista atrás, y se me hace largo el pensar que todavía me quedarán muchos años más por delante. Y me aterra la idea de enfrentarme a ellos en soledad. En una inexorable e insalvable soledad.

Podría poner miles y miles de preguntas que resuenan en mi cabeza. Algunas de fácil respuesta, otras inabarcables siquiera. Pero están ahí, y forman parte de mí. Quizás sean estás preguntas las notas de esta canción, unidas en un armonioso caos que da como resultado resultado tamaña obra maestra. Mi obra maestra, en la cual yo no soy más que el ausente director de esta orquesta de melodiosas preguntas existenciales.

Me entristece el saber que podría escribir textos maravillosos, en donde mi ser esté volcado de lleno, pero que no soy capaz de llegar a cabo. Todo el mundo tiene esta capacidad de creación máxima, como resultado de sí mismos. ¿Por qué la mía no ha llegado todavía?

- Todavía te queda aprender de tí mismo.

¿Quién habla, en este texto cuyo único autor soy yo mismo? No dejo de resultar desconcertado una y otra vez, con acciones que carecen de valor, o palabras de sentido.

- Tu otro yo. Esta versión de tí que te gustaría ser, que te gustaría hacer tuya intrínsecamente, pero que desconoces que lo eres en gran parte ya, ahora mismo.

Calla. No sabes nada. No me conoces. No eres más que una creación mía para dejar de sentirme tan solo.

- Lo soy, pero una creación cuyo máximo exponente es la propia existencia, tal que tu al ser parte de tí. Soy tu máxima obra. Soy tú mismo.

Mientes. No hay obra que cobre vida tras ser creada, por mucho amor o esfuerzo que muestre el artista o autor en sí.

- Pero yo no soy una obra creada y dejada al alcande de los demás, mostrada al público en los museos. Yo soy una obra que está dentro de tí, que eres tú, que soy yo.

Si eso fuera cierto, no sería nada más que uno de tantos locos, cuyas voces interiores tienen tanto sentido para él como el comer o respirar. Les da vida en su cordura, consumiendo la suya.

- ¿Estás loco?

No, solo soy un poco menos cuerdo que los demás. Tengo que ser así si quiero soportar las locuras de este mundo, pero sin caer en ellas.

- Y, sin embargo, te consideras un loco por haberme dado vida a mí. No soy una voz que te hará prenderle fuego a todo. No soy una voz que escuchas en sueños o cuando estás tranquilamente tumbado en el sillón. No soy una voz que te critica sin cesar. No soy una voz, porque sólo me escuchas a través de tu corazón.

Y entonces, ¿por qué te apareces ahora mismo? ¿Por qué me martirizas de esta manera, dándome a entender que no eres producto de mi locura, cuando está claro que sí lo eres?

- Porque me has llamado, por eso he aparecido. Yo, tú, soy tu máxima creación. Yo nazco de tu corazón, y me muestro mediante tus palpitantes dedos, llenos de vida que no tienen más dueño que los propios sentimientos. Y si tu locura es tu existencia. . . Entonces el mundo está repleto de locos. ¿Y sabes que sería lo peor de todo esto?

Conservarse cuerdo...

Lo entiendo. Al fin lo entiendo. Gracias por haberme mostrado esto. Gracias por ver que estaba equivocado, no lo olvidaré jamás. Esto era lo que necesitaba saber, lo que necesitaba comprender de verdad. Lo que hacía que mi vida no fuese totalmente completa. Debo alegrarme de ello, por haber sido capaz de darme vida a mí mismo, de haberme creado yo, mi máxima obra, y de estar rodeado de las mayores obras de los demás: Ellos mismos.

No lo olvidaré, lo prometo. Esta sensación, este sentirse lleno otra vez. . . Gracias por darme algo como esto. No lo olvidaré jamás. Gracias, gracias, gracias. . .















. . .






































- Y, sin embargo, tras acabar de escribir esto lo volverás a olvidar. No es la primera vez que eres consciente de ello, no. ¿Y sabes por qué lo olvidarás nuevamente esta vez? Porque esto no es más que un simple texto de prueba. . . Un texto donde pruebas tu existencia, donde la afirmas, pero no donde eres capaz de darle forma definitiva. No eres capaz de darle un título a tu verdadera vida. . . Cuando lo hagas, y solo entonces, jamás lo olvidarás.

domingo, 17 de enero de 2010

Lord of the wasteland.

Relájate, respira hondo. Inspira, expira... Inspira, expira... Eso es, lentamente. Deja que el aire llene tus pulmones por completo, déjalo salir completamente. Quédate tranquilo, no pienses en nada. No pasa nada.

¿Te encuentras mejor?

Continúa teniendo la mente en blanco, llénala de aquello que gustes: Música, sensaciones plácidas, emociones de felicidad... Tenlas siempre presente, no desistas. Y ahora, recuerda que es lo que te acongojaba. ¿Sigues sintiéndote mal? ¿Desaparecen todas las sensaciones anteriores por esta nueva situación en la que te encuentras? Lamentablemente, sí...

Probemos otra cosa.



Relájate, piensa en el vacío. Que en tu mente y tus oidos se escuche aquella canción de hace tanto tiempo que ya no recuerdas. Una canción que sólo tú conoces. Y ahora, visualiza.

Visualízate andando por un vasto yermo, carente de vida más allá de el viento que sacude tus ropas, tus cabellos, y hace arremolinarse el polvo aquí y allá, como pequeños tornados ajenos a lo que les rodea. Estás caminando hacia delante, sin nadie a ninguno de tus lados. Está vacío, sin vida, pero continúas hacia delante.

Un paso, otro paso, y otro... Caminas tranquilamente, sin pensar en nada y en todo al mismo tiempo. No hay dolor. No hay nada que pueda hacerte daño, salvo la soledad. Pero estás acostumbrado, siempre has estado sólo. Nunca habrá nadie con quien terminar esa terrible soledad, pero no te importa. Eres dueño de tus pasos, de tus emociones, de tus sentimientos.

¿Lo ves? No hay nada que temer, sigues siendo tú. Si alguna vez te vuelves a encontrar a alguien en este yermo, no desaproveches su compañía. Pero esto no implica que tengas que cargar con esa persona si es un lastre. No la abandones, espera a que esa persona te abandone a tí. Y una vez te haya abandonado, no la sigas. Continúa por tu camino, olvidando los sentimientos que tuviste en su momento, pero recordando con añoranza las emociones.

Esa persona ya no está, se ha ido, te ha abandonado. ¿Por qué tener sentimientos que hagan de un lastre aún mayor que la persona en sí? Es hacerse daño a uno mismo sin cesar. No. Eres libre y dueño de todo lo que te rodea, por lo que deja de seguir torturándote con hipotéticas cuestiones, con recuerdos que no son más que heridas abiertas de las que mana sangre sin cesar.

En este yermo tan desolado, si estás solo y sufres es por el daño que tú mismo te haces. Cuando encuentres a alguien que no te abandone, entonces todo será diferente. Regocíjate de seguir viviendo, si bien solo en este mundo. Nada puede dañarte, nada tienes que temer. Eres intocable.

Que los demás hagan lo que quieran, nunca conseguirán hacerte caer.

Sí, eso es. Sigue visualizándote andar por tan vasta extensión de terreno. El sonido del viento al pasar por tu lado, el ruido lejano de los animales, el ahogado murmullo del agua subterranea... Y tus pasos, resonando en la inmensidad de tal espacio abierto. Son tus únicos compañeros de viaje: Los sonidos que te rodean, y el ruido de tus pasos al pisar la árida tierra bajo tus pies.

Ahora, ¿estás mejor?

sábado, 16 de enero de 2010

Euphoric field.




¿Qué es este dolor lacerante, que atraviesa mi corazón y mis entrañas, expandiéndose por todo mi pecho, y surcando mi rostro de lágrimas? ¿Cual es el motivo que me hace sufrir de esta manera, de un dolor que sólo está en mi interior, y nada puede sanarlo?

Si supiera el motivo de mi dolor, intentaría encontrar una cura... O, simplemente, me cansaría de estar siempre buscando, aceptando lo que me toca por ser como soy. Igual que un ladrón recibe lo que se merece, alguien como yo tiene la soledad que se ha ganado por derecho propio.

¿Y este castigo? Por no encontrar a nadie, y por no abandonar a nadie. Soy el rechazado, soy el repudiado, soy el odiado... Pero nunca el amado, nunca el querido, nunca el necesitado.
Duele... Duele... Duele mucho. Y, sin embargo, este es el único dolor que me hace darme cuenta de las cosas. Durante poco tiempo, es verdad, pero durante lo que dura soy capaz de verlo todo con claridad inusitada. Sigo cometiendo errores, dejándome llevar por estos inútiles y a la vez inestimables sentimientos.

Si renunciase a ellos, ¿mi vida sería más llevadera, o de lo contrario viviría como un autómata cuya mera existencia lo es todo? El dolor es una parte intrínseca de nuestra existencia... El dolor de dar vida. El dolor de nacer. El dolor de respirar. El dolor de amar...

Y, a pesar de tantas y tantas cosas que digo sin ni siquiera pararme a pensar, es este dolor el único que consigue hacernos sentir vivos realmente. Que nos da miedo, que nos da alas para hacer lo que no haríamos desde el suelo.

El miedo a este dolor, o de seguir sufriendo, es lo que nos hace movernos, lo que nos hace buscar a otra persona con quien compartirlo, reduciendo esta lacerante carga que acongoja nuestro corazón y nuestros sentidos.

Antes conté una gran mentira. No es que todo lo vea más claro... Es que todo lo que veo, me hace daño. Todo lo que intento comprender es otra punzada más en el pecho. Todo lo que digo, palabras que raspan mi garganta desde el interior, en un desesperado intento por alcanzar a alguien o algo. Por reducir este dolor. Mis sentimientos son anulados por esta terrible desesperación que siento ahora mismo, incapaz de pensar en otra cosa más que en su cesar.

Pero no lo consigo... No encuentro las palabras adecuadas... No encuentro las acciones pertinenes... No encuentro con quien compartirlo. No encuentro nada...

Estoy solo. . .

Solo con este dolor que lacera y atraviesa mi corazón. Solo con este pesar que no me hace ver más allá de lo que alcanza mi mano pero... ¿Es esto malo? Quizás si solo extiendo mi mano para alcanzar lo que pueda, no vuelva a ocurrir semejante dolor por tanto esfuerzo, por intentar alcanzar algo demasiado lejano para alguien como yo.

Ah, acabo de acordarme...

Hace mucho tiempo que encontré la causa de mi dolor. Pobre de mí por haberlo vuelto a olvidar. Tonto, tonto, tonto... Iluso, esperanzado... Deja de pensar en la bondad de los demás y en la de tí mismo.

¡Si quieres hazlo, cógelo por tí mismo! Porque la causa de que me sienta así no es otra que yo mismo y mi desesperante bondad, esperando que algo nazca o que me entreguen algo que soy incapaz de tomar con estas manos mías. Con estas manos que no cesan en ningún momento de martillear el teclado una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez...

Un pesado yunque es sobre el que mi cuerpo se sustenta, siendo este un sencillo amasijo de metal inclasificable, que no dejo de martillear para darle forma. Todavía el metal está caliente, por lo que cualquier martillazo que vaya por mal camino terminará mal. Tendré que volver a empezar, volviendo a sumergirme en las brasas para ponerme al rojo vivo, para poder ser manipulado otra vez, para poder tener una forma que alguien quiera tener. Como el fénix que renace de sus cenizas, si bien de estas brasas sólo puede salir otro amasijo que tendrá que volver a intentarse.

Sí, sólo soy un mero trozo de acero que necesita que lo pulan, que le den forma, que alguien lo quiera, lo necesite, y lo ame como una parte de sí.

Quiero cambiar, quiero ser otra persona, quiero volver a empezar... Y no renunciaré a nada, porque todo ya ha renunciado a mí. Sólo soy un cuerpo con una mente que no le es lícita. Una persona non grata para los demás.

Y, a pesar de todo, el dolor persiste... Y yo, como tal causante de mi propio dolor, no dejo de recordar que me duele porque, otra vez, me han vuelto a hacer añicos por dentro. Me han vuelto a quebrar por el único sitio que intenté evitar que entrasen.

Tengo en pecho enchido de dolor, lacerando cada parte de mi cuerpo como una sola cosa, haciendo nublar mi mente con pensamientos que no tienen ni tón ni són. Pensamientos vacuos motivados por la ausencia de alguien con quien compartir mi propia vida, buscando una respuesta que siempre he tenido clara pero que nunca me he atrevido volver a mirar...

Sí, estoy solo como causante de mi propio dolor, porque me pertenece por derecho propio...


Todavía tengo que madurar.

Subarashi no sekai... o este maravilloso mundo.

Cuan irónico es tener ganas de escribir, de pasar horas y horas llenando huecos vacíos de sensaciones, sentimientos, expresiones, emociones... Todo mediante simples y sencillas palabras, y descubrir que ante este lugar tan vacío la mente responde del mismo modo, vaciándose.

¿Qué puedo decir, aparte de que no tengo nada en la cabeza? Estoy vacío, como este pequeño pero gran lugar. Carente de contenido, esperando a que escriban en mí, o esperando que por obra y gracia de quien fuere el que escribir emane de mí mismo.

Pero ahora que estoy aquí, tan lejos y cerca al mismo tiempo, tengo que hacerlo. Tengo que intentarlo. Llenar esta pseudo-hoja con algo, aunque esto sean deliberaciones tontas y estúpidas, que se resume con la palabra "paja". Esto no es nada, y es más que eso.

Recuerdo cuando hace tiempo, escribía en cualquier lugar, en cualquier hoja de papel, alguna historia o fragmento que se pasase por la cabeza. También que hablaba sin hablar de los problemas que me acongojaban, escritos de tal forma que a veces me costaba entenderme hasta a mí mismo. ¿Dónde he dejado eso ya atrás? ¿Estoy madurando hasta el punto de no tener la necesidad de escribir, y de no poder hacerlo? ¿O por el contrario es una muestra de inmadurez el no querer hacerlo?

Sinceramente, no tengo ni la más remota idea. Necesidad tengo, si bien no tan imperiosa y realizable como antaño. Pero no tengo formas, he perdido mi noción de la escritura, ese sentimiento que enamaba de mí e impregnaba cada una de mis palabras, dotándolas de algo más que un sencillo significado más allá de un diccionario.

Me estoy haciendo viejo... Y es un asco, pues el tiempo pasa tan fugazmente que hoy tengo 19 años y dentro de unos días 20. ¿Qué he hecho con este tiempo, que tan rápidamente pasa ante mis ojos y se escurre entre mis dedos? No he hecho nada, nada salvo estar e intentarlo... Y fracasar... Y intentarlo... Y fracasar... Y cansarme... Y no hacer nada...

Esa son las tres palabras que me condicionan: Intentarlo, fracasar, nada.

No sé por qué he puesto el título de "Maravilloso mundo", cuando para mí de maravilloso tiene poco... Intentamos realizar algo irrealizable a simple vista, albergando la vacua esperanza de lograrlo alguna vez. Y nos golpeamos contra algo: El suelo (Si nos contentamos con lo que tenemos a mano), la pared (Si seguimos hacia delante)... E incluso el techo, si aspiramos a demasiado.

No, sigo sin saber que hacer. Sin saber que decir. Sin tener ni idea de nada, salvo de la propia nada. Pero, aun así, sigo estando aquí. Sigo intentándolo. Sigo fracasando. Sigo sin hacer nada.

Pero este es un maravilloso mundo, sin duda, donde cualquier cosa que deseemos tiene una mínima oportunidad para realizarse (Si bien otra cosa es que no consiga salir adelante). Lo mismo con aquello que no. Porque nunca habrá escased de oportunidades y de errores.

Sí, este es un maravilloso mundo, donde por intentarlo no se pierde nada, pero se gana mucho. Y donde fracasar es otra oportunidad para volverlo a intentar. Y donde la nada no es más que un pequeño descanso que nos tomamos para volver a coger fuerzas.

Sí... este es nuestro maravilloso mundo.