Una simple definición de diccionario

sábado, 6 de diciembre de 2014

Escribir algo...

Dentro de mí siempre ha existido, al menos hasta donde alcanza la memoria, esa necesidad casi imperiosa de escribir lo que en mi mente transcurre: una palabra suelta, un poema, una historia, un soneto, un sentimiento... La cuestión es que siempre quería escribir, pero nunca lo hacía (ni siquiera lo hago hoy día). Supongo que era demasiada molestia ir cargando con un pequeño cuadernillo y un lápiz...

¿Por qué un lápiz? La verdad es que ni siquiera yo lo sé. Supongo que encuentro algo romántico en el grafito rasgando el papel, dibujando contornos y formas de palabras, perdiendo una parte de si a cada trazo que da, llegando a necesitar que le saquen punta... Como la mente de cualquier persona que se precie, me atrevería a decir. No sé qué sería de mí sin la existencia de los lápices, sin la capacidad de corregir errores sin malformar el contenido, sin tachones por aquí y por allá, y sin la posibilidad de que otras personas borren y escriban, de su puño y letra, parte de nuestra historia.

Pero, ¿realmente puede borrarse algo? Mi respuesta es simple: no. Puedes desenfocar, emborronar y hacer difícil de discernir lo que se encuentra debajo... Aunque el trazo, su fuerza y presión, seguirá allí, como las impresiones y experiencias que nos marcan a lo largo de nuestra vida, como aquellas personas que sabemos nunca olvidaremos, pase lo que pase, porque olvidarlas sería olvidar parte de nosotros mismo.

No obstante, ¿de verdad es necesario un lápiz en todos los aspectos de nuestra vida diaria? ¿En la escritura de nuestro día a día? Tal vez, pero no hay que olvidar que ciertas cosas deben de estar escritas en tinta, imposibles de borrarse, olvidarse ni confundirse. Debe de ir en tinta aquello que nos hace "únicos", a nosotros mismos, a nuestra propia vida, o eso opino al respecto. Sí, si en tinta debemos de escribir algo...

Que sea nuestro nombre.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Dicen que...

Dicen que la violencia es una forma de arte, capaz de transmitir ideas y pensamientos que de otra forma no fuese posible transmitirse. Y yo me pregunto, ¿es en verdad eso cierto? Y, lamentablemente, compruebo que tienen razón. La violencia es siempre una opción, por mucho que yo la trate como última alternativa. Mi violencia... Es inteligente.

No soy un cavernícola que lo primero que hace es abalanzarse sobre la otra persona, no, soy alguien que prefiere dejar en evidencia a la otra persona, hacerle perder el control y, por consiguiente, controlarla yo mismo con mis palabras, acciones... Reconocedlo, ¿acaso no es eso una muestra de belleza, de superación? Ahí sí encuentro yo lo que dicen, de una forma de violencia como forma de transmisión, de control...

Y, en este caso, dicen que funciona.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Y ahora... ¿qué?

A ser yo mismo, le pese a quien le pese. Intentar escribir nuevamente con mayor o menor éxito pero intentarlo igualmente, no dejar este lugar vacío de vida, acumulando polvo cibernético (esto queda muy rimbombante, lo sé) día tras día y... ¿quién sabe? A lo mejor consigo encontrar lo que busco, sea lo que sea que estoy buscando, por supuesto.
P.D: Quien quiera encontrarme sólo tiene que buscar a un simpático Tostador Satánico por Twitter, ahí lo dejo, que el autobombo a veces no viene mal, ¿verdad?