Una simple definición de diccionario

sábado, 15 de noviembre de 2008

¡Mundo, obedéceme!


- ¿Puedo preguntarle algo?
- ¿De qué se trata?
- ¿Cuáles serian los requisitos necesarios para que alguien sea digno de dominar el mundo?
- Dignidad. Para que los hombres gobiernen a otros hombres...
- Buena respuesta. En verdad eres competente. Pero mi respuesta es diferente.
- ¿Nos dejaría escucharla?
- Determinación para destruir.
- ¿Destruir?
- Para destruir el mundo, o incluso a uno mismo.

(Code Geass: R2)

Por muy digna que sea tu voluntad y tu actuación, esta acabará corrompiendose y siendo utilizada por aquellos que ansían buscar poder, someter a los demás a su voluntad. No es de extrañar que la frase "el cementerio está lleno de buenas intenciones" no deje de ser cierta en ningún momento.

Pero, ¿qué hacer entonces? ¿Acabar con aquellos que utilizaran el poder en su beneficio? ¿Convertirse en aquel que domine el mundo, para tener a todo el mundo sujeto a la voluntad de uno y que actuen concorde uno quiera? No... Nos alzamos timidamente, aun con la determinación de actuar de forma digna, y somos usados por aquellos que no merecen ni sonreir. Nos vemos incapaces de mancharnos las manos con tal de actuar con tanta dignidad, únicamente denunciando a estas personas y, en algunos casos, ni siquiera eso.

Pero, si actuamos convirtiendonos en una maldad mayor que aplaste a las demás... ¿No nos convertiremos, pues, en alguien que genere más maldad en el mundo, aunque queramos erradicarla? Todo desembocará en una cadena de odio que no cesará jamás. Tenemos la determinación necesaria para acabar con la maldad del mundo, si, pero no con la nuestra. Es por eso que debemos de mirar fijamente lo que queremos conseguir.

¿Queremos que el mundo este atado al pasado, al "ayer"? Dejemos que los conflictos se sucedan sin final alguno.

¿Queremos que el mundo este atado al presente, al "hoy"? Sometamos a los demás bajo nuestra propia fuerza, sin dejar oposición.

¿Queremos que el mundo tenga un futuro, un mañana? Entonces... Sentemos al mundo en una mesa de dialogo y no de debate militar.

Determinación para destruirse incluso uno mismo, destruir su propia maldad, una vez destruido el mundo... Eso es lo que hace falta para que alguien domine el mundo y...

Para el mañana...

martes, 11 de noviembre de 2008

Hijos del hombre.


Venga, adelante. Suelta sobre mí todos tus pecados, todos tus tormentos, todo tu dolor. Los hombres no pueden perdonar a otros hombres. Yo soy una existencia superior al hombre. Puedo perdonar al hombre. Puedo perdonarte.

¡Vamos! ¡Carga sobre mí todos tus pecados, hijo del hombre! Puedo aliviar tu carga, aun a costa propia. Asegurate de no errar, de acertarme de pleno, pues no tendrás otra oportunidad como esta.

¿Que harás? ¡Aprieta el gatillo de una vez! ¡Libera sobre mí todos los pecados de la humanidad! ¡Puedo perdonarte!

Eso es, siente como el peso de tus pecados son cargados sobre la bala que a mí vas a dirigir. ¡Entrégate al alivio que conlleva el perdón! ¿Que querías realmente de este mundo...?

¿"Vivir está bien"? Entiendo... Solo tienes que presionar un poco con tu dedo el gatillo, y todo habrá acabado... Si, eso es...




¡¡Suelta los pecados imperdonables de este mundo en mí!!







Y, con todo, fallaste...